El amor hacia nuestra
madre tal como es
Una de las grandes dificultades que enfrentamos es que nuestras expectativas
respecto a nuestra madre van mucho más allá de lo que una mujer común
puede dar. A menudo, ella, nuestra madre, tenía que ser aún mejor que Dios. ¡Ay
de ella! Si no es como Dios, entonces le hacemos reproches. ¿Qué puede hacer
ella entonces? Es una gran injusticia la que le hacemos.
Cuando yo me di cuenta de ello, le escribí una carta a mi madre. Hace mucho que
ella falleció, pero le escribí una carta.
La carta a mi madre decía aproximadamente esto:
Querida Mamá:
Tú eres una mujer común como millones de otras mujeres.
Te amo como a una mujer común. Solamente por haber sido una mujer común, has
amado a mi padre y también él es totalmente común. Así es como se juntaron:
como hombre y mujer. Se amaron como hombre y mujer, acto totalmente normal y
común. Como millones de otras mujeres y hombres. De su amor surgí yo. Soy un
fruto de su amor, un amor totalmente común, así como hombre y mujer que se
aman. Luego me estuvieron esperando con esperanza y también con temor, pensando
en que todo resultara bien.
Entonces me diste a luz con dolores, así como otras mujeres dan a luz a sus
hijos, acto totalmente normal y común; así es como la naturaleza lo ha
determinado. Entonces estaba ahí. Ustedes me miraron y se sorprendieron: "¿Es ésta nuestra criatura?", pensaron. Se miraron a los ojos y dijeron:
"Sí, es nuestra criatura y nosotros somos sus padres".
Me dieron un nombre, con el cual soy llamado. Me dieron su nombre y le
comunicaron a todas las personas: "Esta es nuestra criatura y nos
pertenece". Sí, y entonces me cuidaron a lo largo de muchos años. Siempre
se preocuparon de mi bienestar y de lo que quizá necesitaría. Así estuvieron
presentes para mí y como millones de otros padres también estuvieron presentes
para sus hijos, de forma totalmente común. Por haber sido tan comunes, también
cometieron errores y hubo cosas que me dolieron. Pero sólo porque han cometido
faltas, yo pude crecer y me pude hacer como ustedes. Les agradezco que fueran
tan comunes. Así los amo, exactamente como fueron. Así fueron buenos para mí.
Querida mamá, aún tengo que decirte algo importante. Te libero de todas mis
expectativas. Que vayan todas más allá de lo que se pueda exigir a una mujer
común. Nadie ha hecho más por mí que tú. Es mucho más de lo que fue necesario.
Así te amo, totalmente común, como eres, querida mamá.
Bert Hellinger
Noble Anam Cara