“Inti Raymi”
En
el área andina el solsticio de invierno ocurre el 21 de Junio que pone fin al
otoño empezando el invierno, pero al mismo tiempo marca el fin del año agrícola
tras las cosechas y el inicio de uno nuevo. Con tal motivo, nuestros
antepasados ancestrales celebraban ritos y festividades como el Inti Raymi
(fiesta del sol) en gratitud al padre sol pues a partir de este día se va
alejando pidiéndole por ello que vuelva para brindar sus beneficios.
Para las
civilizaciones andinas, el año trascurría a la par con la agricultura siguiendo
un calendario astronómico y lograron ubicar el solsticio de invierno en dicha
fecha en la que los rayos solares caen perpendicularmente sobre el trópico de
capricornio en el hemisferio sur de nuestro planeta. En el solsticio de
invierno la noche es la más larga del año y el día, el más corto del mismo. Es
el año nuevo ancestral.
En la
cosmovisión andina, el sol era la fuente de vida general y no solo para la
agricultura. En efecto, sin el sol no habría alimentos ya que las plantas
transforman la energía solar en energía química para procesar productos como
las frutas, granos, tubérculos, pastos que son los combustibles que hacen desarrollar
y reproducir todo ser vivo. Imagínense por un momento lo que ocurriría en el
planeta al no ser alumbrado por el sol y entenderán el por qué lo veneraban.
Al sol le
debían el año agrícola, la temperatura, las lluvias, los vientos, la curación
de enfermedades, el agua que baja de los deshielos, la luz, el fuego, etc. Por
eso el sol estaba en la vestimenta, utensilios, construcciones y gráficos como
constatamos en toda la iconografía prehispánica. Esto indica la importancia
económica, social y cultural que tenía la celebración del año nuevo andino y
que hasta la actualidad se mantiene como fiesta del sol.
El pueblo
andino mantiene el sentimiento ancestral en esta fecha con celebraciones de
toda magnitud, siendo ya una tradición el “Inti
Raymi”
Es el momento del comienzo de un año nuevo,
con la voz de nuestros ancestros, en el canto eterno unido al corazón de la
Madre Tierra y a la del Universo.
Con el
brillo de los primeros rayos de Sol y la esperanza de unidad del universo que
nos inspira a unificar nuestros corazones en la alegría de la vida y a entender
el viaje sagrado.
Estamos
orgullosos de nuestro pasado histórico, de la maravilla mundial Machu Picchu y
de otras herencias culturales prehispánicas
¡FELIZ AÑO
NUEVO ANDINO!
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