lunes, 18 de abril de 2016

La Pareja


El amor

El amor es una presencia de fondo, no es un sentimiento sino una actitud. Es la aceptación incondicional y agradecida del otro tal y como es.
Es “te tomo tal y como eres. Gracias por haberme sido regalado. Gracias por ser como eres.”

Aprendemos el amor con los padres. Todo lo que nos separe del amor incondicional a los padres se interpondrá entre nosotros y los demás. Si hubo “movimiento interrumpido del amor” hacia el padre o la madre, lo habrá también hacia la pareja.
El amor se aprende y se repara con los padres. Cuando nuestro amor hacia los padres fluya, fluirá también hacia los demás.

El enamoramiento es ciego, no permite ver a la otra persona, sólo vemos lo que necesitamos, lo que proyectamos. El enamoramiento es un impulso que no podemos controlar, que viene de lejos, viene de la necesidad de nuestro sistema familiar de sanar o compensar algo gracias a ese otro que nos atrae.

Luego con el amor a segunda vista la persona, por fin,  ha descubierto como es la otra persona: alguien tan imperfecto como ella misma, que no se corresponde para nada al ideal de pareja que se había forjado. En el fondo ese ideal es siempre una proyección de la madre, ni siquiera de la madre que hemos tenido, pero sí de una madre ideal…

El amor a segunda vista es un amor adulto que toma al otro como es, y a mis necesidades como son. Y parte de estas necesidades podrán ser cubiertas por la relación, y gran parte no… Yo seguiré siendo responsable de mis carencias y de su sanación.

Las tres palabras claves del amor en la pareja son: sí, gracias, por favor.

Sí, te quiero y te tomo tal y como eres,
Gracias por ser como eres, gracias por todo lo que me has dado,
Por favor, te necesito.

Lo que mata al amor

Querer cambiar a nuestra pareja, o desear que cambie es faltar al amor y al respeto. Es el germen de la separación.
Idealizar a alguien es faltarle al respeto.

Los ismos matan el amor. Machismo y feminismo tienen un objetivo: el poder sobre el otro. No permiten que se desarrolle el amor, lo persiguen como  a un enemigo. Y en efecto si hay amor no hay postura de poder.
Cuando entramos en rivalidad de poder con la pareja, estamos sembrando la semilla de la separación. Hemos entrado en un juego de manipulación, estamos ciegos y sin amor. No alcanzamos a ver a la otra persona. Estamos en el pasado, viviendo un rencor, resentimiento o venganza del pasado, de nuestra infancia o de nuestros ancestros. Proyectamos un antiguo patrón destructivo sobre nuestra pareja, no la vemos ni la queremos querer.

Bert Hellinger 

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