lunes, 1 de agosto de 2016

Anam Cara. La luz es generosa



La luz es generosa

Si alguna vez te has encontrado al aire libre poco antes del alba, habrás observado que la hora más oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas se vuelven más oscuras y anónimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido lo que era el día, jamás podrías imaginar cómo se disipa la oscuridad, cómo llega el misterio y el color del nuevo día. La luz es increíblemente generosa, pero a la vez dulce. Si observas cómo llega el alba, verás cómo la luz seduce a las tinieblas. Los dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil, gradualmente, retiran el manto de oscuridad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el misterio del amanecer, del nuevo día. Emerson dijo: "Los días son dioses, pero nadie lo sospecha." Una de las tragedias de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos umbrales primitivos de la naturaleza. La urbanización de la vida moderna nos apartó de esta afinidad fecunda con nuestra madre Tierra. Forjados desde la tierra, somos almas con forma de arcilla. Debemos latir al unísono con nuestra voz interior de arcilla, nuestro anhelo. Pero esta voz se ha vuelto inaudible en el mundo moderno. Al carecer de conciencia de lo que hemos perdido, el dolor de nuestro exilio espiritual es más intenso por ser en gran medida incomprensible.

Durante la noche, el mundo descansa. Árboles, montañas, campos y rostros son liberados de la prisión de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada cosa se refugia en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche es el tiempo de la matriz. Nuestras almas salen a Jugar. La oscuridad todo lo absuelve; cesa la lucha por la identidad y la impresión. Descansamos durante la noche. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz nueva del amanecer reaparecen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras, campos, ríos y animales. Así como la oscuridad trae descanso y liberación, el día significa despertar y renovación. Seres mediocres y distraídos, olvidamos que tenemos el privilegio de vivir en un universo maravilloso. Cada día, el alba revela el misterio de este universo. No existe sorpresa mayor que el alba, que nos despierta a la presencia vasta de la naturaleza. El color maravillosamente sutil del universo se alza para envolverlo todo. Así lo expresa William Blake:
"Los colores son las heridas de la luz". Los colores destacan la perspectiva de nuestra presencia secreta en el corazón de la naturaleza.


Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus primeros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu madre. Tu nacimiento fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fugaz, una chispa de luz que proviene de tu oscuridad interior. El milagro del pensamiento es su presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las tinieblas. Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Solamente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran profundamente conscientes de la naturaleza circular de nuestro viaje. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.

En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presencia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la naturaleza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.


Cuando la mente humana empezó a explorar el siguiente gran misterio de la vida, el del amor, también utilizó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aristas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un renacer, un comienzo nuevo. 


Amanezco hoy por la fuerza del cielo, la luz del sol, el resplandor de la luna, el esplendor del fuego, la velocidad del rayo, la rapidez del viento, la profundidad del mar, la estabilidad de la tierra, la firmeza de la roca. Amanezco hoy por la fuerza secreta de Dios que me guía.


Extracto del libro:
Anam Cara. El Libro de la Sabiduría Celta
John O´Donohue

Noble Anam Cara


lunes, 27 de junio de 2016

Cuencos de Cuarzo: ¿Qué son los cuencos de cuarzo, como actúan en el cuerpo humano y cuáles son sus beneficios?



-¿Qué son los cuencos de cuarzo?

Son delicadas vasijas circulares de cristal de cuarzo puro. Los bellos sonidos cristalinos producidos por los cuencos de cuarzo nos brindad la posibilidad de armonizar el sistema nervioso y el cardíaco, elevan las defensas del organismo predisponiendo a estados profundamente introspectivos beneficiosos para la salud, reduciendo la segregación de hormonas relacionadas con el estrés y elevando las endorfinas. La onda sonora producida a través del frotamiento continuo del borde del cuenco por un elemento de madera, alcanza una nota mantra que se sostiene durante largo tiempo penetrando la materia y actuando a nivel celular, sintonizando por resonancia y simpatía. También actúa en el ámbito del hábitat, quebrando estructuras energéticas negativas depositadas en el espacio, específicamente en los rincones y en todo lugar en donde se perciba la energía estancada o desvitalizada. 

– ¿Cómo actúan en el cuerpo humano?

El cuarzo es una sustancia muy abundante en todo el universo y, por supuesto, en nuestro cuerpo; hay cristales de silicio en nuestras células. Cuando enfermamos, en realidad nos desarmonizamos y el efecto de las vibraciones de los cuencos es entrar en contacto con los centros de energía o chakras desarmonizados y restablecer la frecuencia original. La idea de la existencia de una frecuencia original significa ni más ni menos que todo el universo es una gran obra musical. Parece una teoría poética, pero las experiencias realizadas indican que es muy cierta.
Los cristales de cuarzo pueden vibrar u oscilar de una forma regular y tienen una estructura molecular interna en espiral, similar al ADN. Esto hace que los cuencos de cuarzo tengan unas propiedades sonoras únicas. Producen una onda sinusoidal pura y crean un sonido multidireccional que se expande hasta un kilómetro de distancia y que puede durar varios minutos antes de extinguirse, y de forma envolvente.
El sonido emitido por los cuencos de cuarzo tiene la facultad de equilibrar nuestro cuerpo energético, activar nuestros centros (chakras) y limpiar nuestro campo áurico.
A través del sonido y la vibración podemos llevar a la mente a estados de quietud y calma donde realmente desaparece todo lo pesado que hay en nosotros y nos convertimos en algo sutil pudiendo comprender, resolver, transformar y amar.

-Los sonidos tienen efectos beneficiosos para:

üFacilitar estados de relajación y meditación.
ü Estimulo de la actividad de las ondas alfa o meditación profunda.
ü Calmar dolores leves, especialmente de cabeza.
üEstimular en estados anímicos decaídos.
üRelajar en estados anímicos exaltados o nerviosos.
ü Desbloqueos emocionales.
ü Liberación del estrés.
üArmonización de los Chakras y de la energía en general a todos los niveles del ser.

Los armónicos tienen un impacto en múltiples niveles de la mente y el cuerpo. En el campo sensorial, ofrecen una agradable experiencia auditiva que produce fuertes resonancias emocionales  y en el ámbito metafórico y espiritual, afirman la presencia de una fuerza intangible e infinita más grande que nosotros, la realidad que puede sentirse, pero no verse”  Houston Smith



Encuentro Grupal de Armonización Holoenergética


Una propuesta para que puedas experimentar en un estado de Atención Plena, la expansión de tu conciencia. La meditación guiada junto con la vibración sonora de los cuencos de cuarzo, tibetanos e instrumentos ancestrales nos ayuda a aquietar la mente calmándonos el estrés de la vida diaria. Estos sonidos nos inducen a una relajación profunda permitiéndonos la expansión de la conciencia. Equilibrando y armonizando de esta manera nuestro cuerpo, mente y alma, produciéndonos un estado de bienestar y paz interior.

Viernes 1 de Julio de 18:30 a 20:30 hs.
Por favor concurrir con 10 minutos de antelación

Lugar: Edificio Skyglass - Ayres Vila - Los Crisantemos 265 - PB "103"
Panam. Pilar Km 43,5- Del Viso (detrás del estacionamiento de Kansas)

Se requiere inscripción previa.

No hace falta tener experiencia.

¡¡Esperamos contar con tu presencia!!

Raquel y Rodo
NOBLE ANAM CARA

lunes, 13 de junio de 2016

Vivir desde el Alma



El Alma y el poder ver.

"El mundo entero es un escenario y todo hombre y mujer simples actores. Cada quien con sus salidas y sus entradas, cada quien a su tiempo en muchos papeles."  Shakespeare

Despertar el alma para experimentar el poder de ver. Ver la diferencia entre lo real y lo irreal en nosotros mismos y en los demás; para vivir desde el alma en lugar de vivir desde el ego. Liberar el alma implica vivir los auténticos personajes del yo, nuestra condición humana, nuestro mandato: bailarines, cantantes; poetas, actores, sanadores. Los personajes disminuidos, menos que humanos, que hemos aprendido a adoptar con los años debido al miedo, la ira y la tristeza reprimida, son disfraces del ego.

Somos actores en el teatro de la vida. Nuestro desafío consiste en encontrar la obra genuina y nuestros personajes auténticos.

El alma, nuestro verdadero yo, es la dimensión más misteriosa, esencial y mágica de nuestro ser. No es una realidad aparte, como la considera el pensamiento occidental, sino la fuerza cohesiva que une cuerpo, corazón y mente. No es una especie de fantasma encarcelado en la maquinaria física del cuerpo, sino la esencia misma del ser.
Cada alma es única. Estamos llamados a salir de la prisión de mínima seguridad construida en basé a conformismo y mediocridad, para vivir la verdadera magia y poder del alma.

El alma es chamánica por naturaleza. Es la fuente de toda energía curativa. Igual que una planta, necesita ser cuidada para crecer y florecer, necesita ser liberada de las malas hierbas que tienden a enmarañarla y ahogarla. El alma es artista. Su naturaleza es crear.

Aunque el alma no es un objeto, es entidad, aquello que nos da el ser. Su presencia o ausencia resultan visibles. La presencia se manifiesta en un estar despiertos, atentos, enérgicos, vivos. Su ausencia, o su estado amortiguado, cuando carecemos de vitalidad, impulso y energía. 
El objeto de todas nuestras búsquedas es el verdadero yo, el cual, sin embargo, no está en algún lugar "por ahí afuera", sino en el aquí y ahora, debajo de los falsos personajes que representamos.

Liberar el alma, liberarnos para estar vivos, significa recuperar nuestro poder para ver lo que realmente tiene lugar en nosotros, en los demás y en la vida. Este ver no es el modo ordinario de mirar al que estamos acostumbrados. "Mirar" opera sólo en la superficie; "ver" sondea por debajo de ella para discernir la esencia, el movimiento, la energía. Mirar es considerar las cosas según nuestros preconceptos estáticos, pero, tal como lo demuestran la nueva física y la, nueva biología, nuestra impresión superficial de la naturaleza de la realidad como algo estático pasa por alto el movimiento constante y el espacio infinito que constituyen su verdadera realidad.

Ver supone desapego, mientras que mirar supone apego. Se mira con los ojos se ve con todo el ser.
Cuando me veo a mí misma sin que intermedien interpretaciones, se revela la magia de ser, la maravilla pura de existir.

No hubo, no hay ni habrá jamás alguien igual a nosotros ni a ninguna de las personas que vemos. No hay mucho que hacer respeto de nuestra semejanza, salvo reconocerla, y esto, por cierto, siempre ha resultado difícil para muchos. Nuestro comportamiento a lo largo de la historia, belicoso, racista, sexista e intolerante, ilustra nuestra negación constante de la verdad sencilla de nuestra semejanza esencial. Sin embargo, nuestras diferencias son fascinantes. Necesitan ser exploradas, celebradas, expresadas. Cada uno es responsable de aceptar su diferencia y ofrecer al mundo aquello que lo hace distinto. Nadie tiene en forma idéntica lo que uno tiene para dar. Como lo expresa Herman Hesse, es "deber de cada ser humano encontrar el camino hacia sí mismo". Hacía el verdadero yo, el si mismo del alma.

La vida es sagrada. La vida es arte. La vida es arte sagrado. El sagrado arte de vivir significa ser actores sagrados, que, actúan desde el alma más que desde el ego. El alma está fuera del espacio y el tiempo, por lo que está siempre disponible, como potencial siempre presente en nuestro ser. De cada uno depende celebrar y realizar su ser, transformar en arte cada comida, cada conversación, cada vestimenta, cada carta. Toda actividad corriente es una oportunidad para la expresión auténtica y plena del ser. El alma es nuestro yo artístico, nuestra capacidad de transformar las dimensiones de la vida en arte y teatro.

Repasemos nuestra vida interior y nuestra vida externa. 
¿Qué ocurre dentro de nosotros? ¿Qué sueños, fantasías, preocupaciones y sentimientos albergamos? ¿Nuestras actitudes nos encierran o nos inspiran? ¿Cuáles son nuestros anhelos más profundos? ¿Qué sucede en lo exterior? ¿Nuestra realidad externa corre pareja con la interna? ¿Cómo nos expresamos en el mundo? ¿Actuamos y manifestamos nuestra verdad interior? ¿Hemos creado un divorcio entre quienes somos en realidad y cómo nos presentamos? ¿Cuáles son nuestros dones? ¿Cuál es la vocación de nuestra vida? ¿La realizo? Si no la realizo, ¿por qué?

Esperemos las respuestas. No aceptemos evasivas. Recordemos que todas las preguntas y las respuestas esenciales para la vida están dentro de nosotros.

Fragmentos de un texto de Gabrielle Roth.

Noble Anam Cara

lunes, 6 de junio de 2016

¿DÓNDE ESTÁN LAS MONEDAS? Joan Garriga Bacardí




El cuento: 

En una noche cualquiera, una persona, de la que no sabemos si es un hombre o una mujer, tuvo un sueño.

Es un sueño que todos tenemos alguna vez. Esta persona soñó que en sus manos recibía unas cuantas monedas de sus padres. No sabemos si eran muchas o pocas, si eran miles, cientos, una docena o aún menos. Tampoco sabemos de qué metal estaban hechas, si eran de oro, plata, bronce, hierro o quizá de barro.

Mientras soñaba que sus padres le entregaban estas monedas, sintió espontáneamente una sensación de calor en su pecho. Quedó invadida por un alborozo sereno y alegre. Estaba contenta, se llenó de ternura y durmió plácidamente el resto de la noche.

Cuando despertó a la mañana siguiente, la sensación de placidez y satisfacción persistía. Entonces, decidió caminar hacia la casa de sus padres. Y, cuando llegó, mirándolos a los ojos, les dijo:

— «Esta noche habéis venido en sueños y me habéis dado unas cuantas monedas en mis manos. No recuerdo si eran muchas o pocas. Tampoco sé de qué metal estaban hechas, si eran monedas de un metal precioso o no. Pero no importa, porque me siento plena y contenta. Y vengo a deciros gracias, son suficientes, son las monedas que necesito y las que merezco. Así que las tomo con gusto porque vienen de vosotros. Con ellas seré capaz de recorrer mi propio camino.»

Al oír esto, los padres, que como todos los padres se engrandecen a través del reconocimiento de sus hijos, se sintieron aún más grandes y generosos. En su interior sintieron que aún podían seguir dando a su hijo, porque la capacidad de recibir amplifica la grandeza y el deseo de dar. Así, dijeron: — Ya que eres tan buen hijo puedes quedarte con todas las monedas, puesto que te pertenecen. Puedes gastarlas como quieras y no es necesario que nos las devuelvas. Son tu legado, único y personal. Son para ti.

Entonces este hijo se sintió también grande y pleno. Se percibió completo y rico y pudo dejar en paz la casa de sus padres. A medida que se alejaba, sus pies se apoyaban firmes sobre la tierra y andaba con fuerza. Su cuerpo también estaba bien asentado en la tierra y ante sus ojos se abría un camino claro y un horizonte esperanzador.

Mientras recorría el camino de la vida, encontró distintas personas con las que caminaba lado a lado. Se acompañaban durante un trecho, a veces más largo o más corto, otras veces estaban con él durante toda la vida. Eran sus socios, sus amigos, parejas, vecinos, compañeros, colaboradores e incluso sus adversarios. En general, el camino resultaba sereno, gozoso, en sintonía con su espíritu y su naturaleza personal. Tampoco estaba exento de los pesares naturales que la vida impone. Era el camino de su vida.

De vez en cuando esta persona volvía la vista atrás hacia sus padres y recordaba con gratitud las monedas recibidas. Y cuando observaba el transcurso de su vida, miraba a sus hijos o recordaba todo lo conseguido en el ámbito personal, familiar, profesional, social o espiritual, aparecía la imagen de sus padres y se daba cuenta de que todo aquello había sido posible gracias a lo recibido de ellos y que con su éxito y logros les honraba. Se decía a sí mismo: «No hay mejor fertilizante que los propios orígenes», y entonces su pecho volvía a llenarse con la misma sensación expansiva que le había embargado la noche que soñó que recibía las monedas.

Sin embargo, en otra noche cualquiera, otra persona tuvo el mismo sueño, ya que tarde o temprano todos llegamos a tener este sueño.

Venían sus padres y en sus manos le entregaban unas cuantas monedas. En este caso tampoco sabemos si eran muchas o pocas, si eran miles, unos cientos, una docena o aún menos. No sabemos de qué metal estaban hechas, si de oro, plata, bronce, hierro o quizás de barro...

Al soñar que recibía en sus manos las monedas de sus padres sintió espontáneamente un pellizco de incomodidad. La persona quedó invadida por una agria inquietud, por una sensación de tormento en el pecho y un lacerante malestar. Durmió llena de agitación lo que quedaba de la noche mientras se revolvía encrespada entre las sábanas.

Al despertar, aún agitada, sentía un fastidio que parecía enfado y enojo, pero que también tenía algo de queja y resentimiento. Quizá lo que más reinaba en ella era la confusión y su cara era el rostro del sufrimiento y de la disconformidad. Llena de furia y con un ligero tinte de vergüenza, decidió caminar hacia la casa de sus padres.

Al llegar allí, mirándolos de soslayo les dijo:

- «Esta noche habéis venido en sueño y me habéis dado unas cuantas monedas. No sé si eran muchas o pocas. Tampoco sé de qué material estaban hechas, si eran de un metal precioso o no. No importa, porque me siento vacía, lastimada y herida. Vengo a decirles que vuestras monedas no son buenas ni suficientes. No son las monedas que necesito ni son las que merezco ni las que me corresponden. Así que no las quiero y no las tomo, aunque procedan de ustedes y me lleguen a través vuestro. Con ellas mi camino sería demasiado pesado o demasiado triste de recorrer y no lograría ir lejos. Andaré sin vuestras monedas.»

Y los padres que, como todos los padres, empequeñecen y sufren cuando no tienen el reconocimiento de sus hijos, aún se hicieron más pequeños. Se retiraron, disminuidos y tristes, al interior de la casa. Con desazón y congoja comprendieron que todavía podían dar menos a este hijo porque ante la dificultad para tomar y recibir, la grandeza y el deseo de dar se hacen pequeñas y languidecen. Guardaron silencio, confiando en que, con el paso del tiempo y la sabiduría que trae consigo la vida, quizá se pudieran llegar a enderezar los rumbos fallidos del hijo.

Es extraño lo que ocurrió a continuación. Después de haber pronunciado estas palabras ante los padres en respuesta a su sueño, este hijo se sintió impetuosamente fuerte, más fuerte que nunca. Se trataba de una fuerza extraordinaria. Se había encarnado en él la fuerza feroz, empecinada y hercúlea que surge de la oposición a los hechos y a las personas. No era una fuerza genuina y auténtica como la que resulta del asentimiento a los hechos y que está en consonancia con los avatares de la vida, pero la fuerza era intensa.

Sin ninguna serenidad interior, aquella persona abandonó la casa de los padres diciéndose a sí misma:

- Nunca más.

Impetuosamente fuerte, pero también vacía, huérfana y necesitada, aún queriéndolo y deseándolo, no lograba alcanzar la paz.

A medida que la persona se alejaba de la casa de sus padres sentía que sus pies se elevaban unos centímetros por encima de la tierra y que su cuerpo, un tanto flotante, no podía caerse por su propio peso real. Pero lo más relevante ocurría en sus ojos: los abría de una manera tan particular que parecía que miraba siempre lo mismo, un horizonte fijo y estático.

La persona desarrolló una sensibilidad especial. Así, cuando encontraba a alguien a lo largo de su camino, sobre todo si era del sexo opuesto, esta sensibilidad le hacía contemplarlo con una enorme esperanza, la que, sin darse cuenta le llevaba a preguntarse:

- ¿Será esta persona la que tiene la monedas que merezco, necesito y me corresponden, las monedas que no tomé de mis padres porque no supieron dármelas de la manera justa y conveniente? ¿Será esta la persona que tiene aquello que merezco?

Si la respuesta que se daba a si misma era afirmativa, resultaba fantástico. A esto, algunos lo denominan enamoramiento. En esos momentos sentía que todo era maravilloso. No obstante, cuando el enamoramiento acababa convirtiéndose en una relación y la relación duraba lo suficiente, la persona generalmente descubría que el otro no tenía lo que le faltaba, aquellas monedas que no había tomado de sus padres.

- ¡Qué pena!, se decía y se quejaba amargamente de su mala suerte, culpando al destino de ello.

A esto lo llaman desengaño y esta persona se sentía sometida a un tormento emocional que tomaba la forma de desesperación, desazón, crisis, turbulencia, enfado, frustración...

Por suerte, o no, en este momento podía estar esperando a un hijo y la desazón se volvía más dulce y esperanzadora, más atemperada. Entonces la pregunta volvía a su inconsciente:

- «¿Será este hijo que espero, tan bienamado, quien tiene las monedas que merezco, que necesito y que me corresponden y que no tomé de mis padres porque no supieron dármelas de la manera justa y conveniente? ¿Será este ser el que tiene aquello que merezco?»

Cuando se contestaba de nuevo que sí, era maravilloso, formidable y empezaba a sentir un vínculo especial con ese hijo, un vínculo asombroso, muy estrecho, lleno de expectativas y anhelos.

Pero si pasa el tiempo suficiente la mayoría de los hijos desean tener una vida propia y saben que tienen propósitos de vida propios e independientes de sus padres. Entonces, aunque aman a sus padres y desean hacer lo mejor para ellos, la presión de tener vida propia resulta exigente, imperiosa y tan arrolladora como la sexualidad.

Así es como, de nuevo, esta persona comprende un día que tampoco su hijo tiene las monedas que necesita, merece y le corresponden. Sintiéndose más vacía, huérfana y desorientada que nunca entra en crisis y desesperación. Enferma. Ahora tiene entre 40 y 50 años, la fase media de la vida. Ahora ningún argumento la sostiene ya, ninguna razón la calma. Es su "cata-crac" y grita:

- ¡A Y U D A!

¡Hay tanta urgencia en su tono de voz! ¡Su rostro está tan desencajado! Nada la calma, nada puede sostenerla.

Y... ¿qué hace? Va al terapeuta.

El terapeuta la recibe pronto, la mira profunda y pausadamente y le dice:

- Yo no tengo las monedas.

Hay dos clases de terapeutas: los que piensan que tienen las monedas y los que saben que no las tienen.

El terapeuta ha visto en sus ojos que sigue buscando las monedas en el lugar equivocado y que le encantaría equivocarse de nuevo. El terapeuta sabe que las personas quieren cambiar, pero les cuesta dar su brazo a torcer, no tanto por dignidad sino por tozudez y costumbre.

Él piensa: "Amo y respeto mejor a mis pacientes cuando puedo hacerlo con sus padres y con su realidad tal como es. Los ayudo cuando soy amigo de las monedas que les tocan, sean las que sean."

El terapeuta añade: "Yo no tengo las monedas pero sé dónde están y podemos trabajar juntos para que también tú descubras dónde están, cómo ir hacia ellas y tomarlas."

Entonces el terapeuta trabaja con la persona y le enseña que durante muchos años ha tenido un problema de visión, un problema óptico, un problema de perspectiva. Ha tenido dificultades para ver claramente. Sólo se trata de eso.

El terapeuta le ayuda a reenfocar y a modular su mirada, a percibir la realidad de otra manera, desde una perspectiva más clara, más centrada y más abierta a los propósitos de la vida. Una manera menos dependiente de los deseos personales del pequeño yo que trata de gobernarnos.

Un día, mientras espera a su paciente, el terapeuta piensa que está listo y que debe decirle, por fin y claramente, dónde están las monedas. Y este mismo día, como por arte de birlibirloque, llega el paciente. Tiene otro color de piel, las facciones de su rostro se han suavizado y comparte su descubrimiento:

- Sé dónde están las monedas. Siguen con mis padres.

Primero solloza, luego llora abiertamente. Después surge el alivio, la paz y la sensación de calor en el pecho. ¡Por fin!

Durante el trabajo terapéutico ha atravesado las purulencias de sus heridas, ha madurado en su proceso emocional y ha reenfocado su visión. Ahora se dirige de nuevo, como lo hizo hace tantos años atrás a la casa de sus padres.

Los mira a los ojos y les dice:

- «Vengo a deciros que estos últimos diez, veinte o treinta años de mi vida he tenido un problema de visión, un asunto óptico. No veía claramente y lo siento. Ahora puedo ver y vengo a deciros que aquellas monedas que recibí de vosotros en sueños son las mejores monedas posibles para mi. Son suficientes y son las monedas que me corresponden. Son las monedas que merezco y las adecuadas para que pueda seguir. Vengo a daros las gracias. Las tomo con gusto porque vienen de vosotros y con ellas puedo seguir andando mi propio camino.»

Ahora los padres, que como todos los padres se engrandecen a través del reconocimiento de sus hijos, vuelven a florecer y el amor y la generosidad fluyen de nuevo con facilidad. Así el hijo ahora es plenamente hijo, porque puede tomar y recibir.

Los padres le miran sonrientes, con ternura y contestan:

- «Ya que eres tan buen hijo puedes quedarte con todas las monedas, puesto que te pertenecen. Puedes gastarlas como quieras y no es necesario que nos las devuelvas. Son tu legado, único, propio y personal, para ti. Puedes tener una vida plena.»

Ahora este hijo se siente grande y pleno. Se percibe completo y rico y puede, por fin, dejar la casa de los padres con paz. A medida que se aleja siente sus pies firmes pisando el suelo con fuerza, su cuerpo también está asentado en la tierra y sus ojos miran hacia un camino claro y un horizonte esperanzador.

Resulta extraño: ha perdido esa fuerza impetuosa que se nutría del resentimiento, del victimismo o del exceso de conformidad. Ahora tiene una fuerza simple y tranquila, una fuerza natural.

Recorriendo el camino de su vida encontraba con frecuencia otras personas con las que caminaba lado a lado como acompañantes durante un trecho, a veces largo, a veces corto, a veces durante toda la vida. Socios, amigos, parejas, vecinos, compañeros, colaboradores, incluso adversarios. En general se trataba de un camino sereno, gozoso, en sintonía con su espíritu y con su naturaleza personal. Tampoco estaba exento de los pesares naturales que la vida impone. Era el camino de su vida.

Un día se acercó a la persona de la que se enamoró pensando que tenía las monedas y también le dijo:

- «Durante mucho tiempo he tenido un problema de visión y ahora que veo claro te digo: Lo siento, fue demasiado lo que esperé. Fueron demasiadas expectativas y sé que esto fue una carga demasiado grande para ti y ahora lo asumo. Me doy cuenta y te libero. Así el amor que nos tuvimos puede seguir fluyendo. Gracias. Ahora tengo mis propias monedas.»

Otro día va a sus hijos y les dice:

- «Podéis tomar todas las monedas de mi, porque yo soy una persona rica y completa ahora que he tomado las mías de mis padres.» Entonces los hijos se tranquilizan y se hacen pequeños respecto a él y están libres para seguir su propio camino tomando sus propias monedas.

Al final de su largo camino se sienta y mira aún más allá. Hace un repaso de la vida vivida, de lo amado y de lo sufrido, de lo construido y de lo maltrecho. A todo y a todos logra darles un buen lugar en su alma. Los acoge con dulzura y piensa:

- «Todo tiene su momento en el vivir: el momento de llegar, el momento de permanecer y el momento de partir. Una mitad de la vida es para subir la montaña y gritar a los cuatro vientos: ‘Existo’.
Y la otra mitad es para el descenso hacia la luminosa nada, donde todo es desprenderse, alegrarse y celebrar.

La vida tiene sus asuntos y sus ritmos sin dejar de ser el sueño que soñamos»
"Tomar las monedas de nuestros Padres no es un acto ideológico, algo que uno pueda decidir que ocurra. Es el resultado de un profundo proceso emocional, de un proceso corporal y de una actitud. 
Este proceso exige mucho del cuerpo y de los sentimientos. Obliga a visitar y bucear en este cuerpo histórico donde se alojan los buenos sentimientos y también aquellos que llegan a ser amenazantes para nosotros, hasta lograr hacerles espacio, permitir que circulen, que se libere el dolor, que se reaprendan recursos y que el cuerpo recupere su confianza, su gracia y su vitalidad natural.
A este cuerpo que vivió tanto, que soportó traumas, heridas y miedos podemos agradecerle su fortaleza y acariciarlo lo suficiente para que palpite de nuevo con la fuerza de la vida y pueda volver a exponerse a tener una relación feliz con los demás"
JOAN GARRIGA




Noble Anam Cara

martes, 17 de mayo de 2016

Principios básicos de la Filosofía Zen



Vive aquí y ahora

Este es el único momento que tienes, no hay más que un aquí y un ahora, el pasado es solo alcanzable a través de nuestros recuerdos, el futuro es solo nuestra imaginación trabajando.

Presta atención a todo lo que haces

Concéntrate en eso que haces, si estás escribiendo algo, si estás escuchando una canción, si estás haciendo ejercicio, ata tu mente a esa actividad, procura que tus pensamientos no vuelen a otro lugar, céntrate en la actividad que estés ejecutando, esto es parte de la meditación en movimiento.

Sé fiel a tus sentimientos

Escucha tu corazón, nunca te guiará por el camino equivocado, cuando tus sentimientos sean amargos, establece los cambios que necesites para sentirte a gusto. Nuestros sentimientos y emociones son indicadores de qué tan alineados estamos con nuestros propósitos, por eso estar atentos y ser fieles a lo que sentimos será de importancia vital.

Ámate a ti mismo

El amor por ti mismo es el más importante que puedes sentir hacia cualquier otro ser. Amarte te garantizará bienestar, te ubicará en situaciones cómodas para ti, te permitirá tener relaciones que partan del amor y el respeto. Acéptate como eres y ámate como eres. Eres un ser perfecto tal y como eres.

Aprende a soltar

Dejar ir es uno de las premisas básicas no solo en la filosofía zen, sino en todas aquellas inclinadas a una vida plena, atarte a algo te limita, te encadena, no te deja crecer, no te da espacio a vivir nuevas y mejores experiencias. Toma la experiencia para tu aprendizaje, pero deja ir lo que te hace daño, lo innecesario, lo que te resiente, los pensamientos que te agobian. Acepta y suelta.

Sé honesto contigo mismo y con los demás.

La honestidad te permitirá decidir óptimamente, te permitirá reconocer tus limitaciones, tus errores, tus aciertos y desaciertos, te permitirá construir relaciones más solidas, con personas que probablemente tengan la honestidad como uno de sus valores.

Ten en cuenta tus deseos

Que tus deseos ocupen lugares prioritarios al momento de tomar decisiones, pensar en tus deseos y trabajar para que se materialicen será una muestra de amor propio y de sentido de propósito.

Sé responsable de ti mismo y del mundo

Eres la persona más importante que tienes a cargo, cuídate y cuida tu mundo, es tu espacio, todos pertenecemos a una unidad, provenimos de lo mismo y estamos conectados… Cuida tu espacio, cuida tu entorno, hazte responsable de tu pedacito, será tu forma de cambiar el mundo.

No te opongas a la corriente de la vida, fluye con ella

No te resistas, mientras mayor capacidad de adaptación tengas, mientras menos resistencia tengas ante los cambios, te será más sencillo disfrutar una vida plena.

Encuentra la paz interior

Éste ha de ser el fin último, encontrar tu paz no es una tarea sencilla si nuestra mente toma el control, tu paz no dependerá en ningún caso de una situación o de una segunda persona, dependerá de ti, de tu conexión con tu esencia, será un estado que si lo consigues, procurarás siempre.



domingo, 1 de mayo de 2016

Encuentro de Armonización Holoenergética.


¡¡PRÓXIMO ENCUENTRO!!

VIERNES 13 DE MAYO DE 18:30 a 20:30 hs.

Una propuesta para que puedas experimentar en un estado de Atención Plena, la expansión de tu conciencia.
La meditación guiada junto con la vibración sonora de los cuencos de cuarzo, tibetanos e instrumentos ancestrales nos ayuda a aquietar la mente calmándonos el estrés de la vida diaria.
Estos sonidos nos inducen a una relajación profunda permitiéndonos la expansión de la conciencia. Equilibrando y armonizando de esta manera nuestro cuerpo, mente y alma, produciéndonos un estado de bienestar y paz interior.


¡¡ESPERAMOS CONTAR CON TU PRESENCIA!!

Noble Anam Cara

¿Quieres ser feliz? Sé agradecido. David Steindl-Rast


¿Quieres ser feliz? Sé agradecido.  
David Steindl-Rast

Hay algo que conocen de mí, algo muy personal, y hay algo que sé de cada uno de Uds. y que es muy central a sus inquietudes. Hay algo que sabemos acerca de todos a quienes conocemos en cualquier parte del mundo, en la calle, que es el motivo harto fundamental de lo que ellos hacen y de cualquier cosa que toleran, y es que todos nosotros queremos ser felices. En esto, estamos todos juntos. Como nos imaginamos nuestra felicidad, difiere de uno al otro, pero ya es mucho lo que tenemos en común, que queremos ser felices.

Mi tema es la gratitud. ¿Cómo es la conexión entre felicidad y gratitud? Mucha gente diría, bueno, es muy fácil. Cuando eres feliz, estás agradecido. Pero vuelvan a pensar. ¿Es realmente la gente feliz la que está agradecida? Todos conocemos a un buen número de personas que tienen todo lo que se necesitaría para ser feliz, y que no son felices, porque quieren algo adicional o quieren más de lo mismo. Y todos conocemos personas que sufren muchas desgracias, desgracias que nosotros mismos no querríamos tener, y que son profundamente felices. Irradian felicidad. Uno se sorprende. ¿Por qué? Porque se sienten agradecidas. Así que no es la felicidad la que nos hace agradecidos. Es el agradecimiento el que nos hace felices. Si creen que es su felicidad la que los hace agradecidos, piénsalo de nuevo. Es la gratitud la que los hace felices.

Podemos preguntar, ¿realmente qué entendemos por gratitud? ¿Y cómo funciona? Apelo a su propia experiencia. Todos sabemos por experiencia qué pasa. Experimentamos algo que es valioso para nosotros. Se nos da algo que es valioso para nosotros. Y realmente es dado. Estas dos cosas tienen que venir juntas. Tiene que ser algo valioso, y ser un verdadero regalo. No lo compraron. No se lo han ganado. No lo han intercambiado. No han trabajado por él. Solo les fue dado. Y cuando estas dos cosas vienen juntas, algo que es muy valioso para mí y que me doy cuenta de que se me da gratis, entonces el agradecimiento, espontáneamente, surge en mi corazón, la felicidad crece espontáneamente en mi corazón. Así es como se da el agradecimiento.

La clave de todo esto es que no podemos solo experimentarlo de vez en cuando. No podemos solo tener experiencias de agradecimiento. Podemos ser las personas que viven con gratitud. Un vida agradecida, ese es el punto. ¿Y cómo podemos vivir con gratitud? Experimentándola, haciéndonos conscientes de que cada momento es un momento dado, como decimos. Es un regalo. No lo hemos ganado. No lo conseguimos de ninguna manera. No tenemos de ninguna manera asegurar que habrá otro momento dado a nosotros, y sin embargo, es lo más valioso que nos puede ser dado, este momento, con toda la oportunidad que trae. Si no tuviéramos este momento presente, no tendríamos ninguna oportunidad de hacer nada o experimentar nada, y este momento es un regalo. Es un momento dado, como decimos.

Decimos que el regalo dentro de este regalo es la oportunidad. Por lo que estás realmente agradecido es por la oportunidad, no la cosa que nos es dada, porque si esa cosa lo fuera en otro lugar y no tuvieran la oportunidad de disfrutarla para hacer algo con ella, no estarían agradecidos por ello. La oportunidad es el regalo dentro de cada regalo, y tenemos este dicho, la oportunidad toca solamente una vez. Bueno, piénsalo de nuevo. Cada momento es un nuevo regalo, una y otra vez, y si pierden la oportunidad de este momento, otro momento nos es dado, y en otro más. Podemos aprovechar esta oportunidad, o podemos perderla y si aprovechamos la oportunidad, esa es la clave de la felicidad. He aquí la llave maestra para nuestra felicidad en nuestras propias manos. Momento a momento, podemos estar agradecidos por este regalo.

¿Significa esto que podemos estar agradecidos por todo? Ciertamente no. No podemos estar agradecidos por la violencia, la guerra, la opresión, la explotación. En lo personal, no podemos estar agradecidos por la pérdida de un amigo, por la infidelidad, por el duelo. Pero no he dicho que estemos agradecidos por todo. Digo que seamos agradecidos en cualquier momento dado por la oportunidad, e incluso cuando nos enfrentamos con algo que es terriblemente difícil, podemos elevarnos en esa ocasión y responder a la oportunidad que se nos da. No es tan malo como parece. En realidad, cuando lo miren y lo experimenten encontrarán que la mayoría de las veces, lo que se nos da es la oportunidad de disfrutar, y solo la perdemos, porque estamos apresurados en la vida y no nos detenemos a ver la oportunidad.

Pero de vez en cuando, algo muy difícil nos es dado, y cuando esta dificultad nos ocurre es un desafío estar a la altura de la oportunidad, y podemos sobreponernos aprendiendo de algo que a veces es doloroso. Aprender a ser pacientes, por ejemplo. Se nos dijo que el camino hacia la paz no es una carrera de velocidad, sino es más como una maratón. Requiere paciencia. Eso es difícil. Puede ser el defender su opinión, defender su convicción. Es una oportunidad que se nos da. Aprender a sufrir, mantenerse en pie, todas estas oportunidades nos son dadas, pero son oportunidades, y quienes se aprovechan de esas oportunidades son a quienes admiramos. Hacen algo más allá de la vida. Y quienes fallan, consiguen otra oportunidad. Siempre tenemos otra oportunidad. Esa es la maravillosa riqueza de la vida.

Entonces, ¿cómo podemos encontrar un método que aproveche esto? Cómo cada uno de nosotros puede encontrar un método para vivir con gratitud, no solo de vez en cuando estar agradecido, sino momento a momento estar agradecido. ¿Cómo podemos hacerlo? Es un método muy sencillo. Es tan simple que es en realidad lo que nos dijeron de niños cuando aprendimos a cruzar la calle. Para. Mira. Anda. Eso es todo. Pero ¿con qué frecuencia nos detenemos? Corremos por la vida. No paramos. Perdemos la oportunidad porque no paramos. Tenemos que parar. Tenemos que lograr quietud. Y tenemos que construir señales de alto en nuestras vidas.

Cuando estaba en África hace unos años y luego volví, me di cuenta del agua. En África, donde yo estaba, no tenía agua potable. Cada vez que abría el grifo, me sentía abrumado. Cada vez que prendía la luz, estaba tan agradecido. Me hizo muy feliz. Pero después de un tiempo, esto desaparece. Entonces puse pegatinas en el interruptor de la luz y en el grifo del agua, y cada vez que abría... agua. Así que lo dejo a su imaginación. Pueden encontrar lo que funciona mejor para Uds., pero necesitan señales de alto en sus vidas. Y cuando paren, a continuación, lo siguiente es mirar. Ver. Abran los ojos. Abran los oídos. Abran la nariz. Abran todos sus sentidos para esta maravillosa riqueza que nos ha sido dada. No hay ningún final, y de eso es de lo que se trata la vida, de disfrutar, de disfrutar de lo que nos es dado.

Y entonces también podemos abrir nuestros corazones, nuestros corazones a las oportunidades, las oportunidades también de ayudar a otros, para hacer a otros felices, porque nada nos hace más felices que cuando todos somos felices. Y cuando abrimos nuestros corazones a las oportunidades, las oportunidades nos invitan a hacer algo, y esto es lo tercero. Paren miren y luego vayan y hagan algo. Y lo que podemos hacer es lo que la vida nos ofrece en ese momento presente. Principalmente es la oportunidad de disfrutar, pero a veces es algo más difícil.

Pero sea lo que sea, si queremos aprovechar esta oportunidad, nos vamos con eso, seamos creativos, esas son las personas creativas, y ese leve parar, mirar, ir, es una semilla tan potente que puede revolucionar el mundo. Porque lo necesitamos, estamos en el momento actual en medio de un cambio de conciencia, y Uds. se sorprenderán si Uds.... Siempre me sorprendo cuando oigo cuántas veces aparecen estas palabras "agradecimiento" y "gratitud". Por todas partes, una aerolínea agradecida, un restaurante agradecido, un café agradecido, un vino que es agradecido. Sí, incluso en un papel higiénico cuya marca es Gracias. (Risas) Hay una ola de agradecimiento porque las personas están tomando conciencia de lo importante que es y de cómo esto puede cambiar nuestro mundo. Puede cambiar nuestro mundo de maneras inmensamente importantes, porque si eres agradecido, no eres temeroso, y si no tienes miedo, no eres violento. Si eres agradecido, actúas con un sentido de suficiencia y no con una sensación de escasez, y estás dispuesto a compartir. Si eres agradecido, disfrutas las diferencias entre las personas, y eres respetuoso con todo el mundo, y eso cambia esta pirámide de poder bajo la cual vivimos.

Y no lo hace por la igualdad, sino lo hace por igual respeto, y eso es lo importante. El futuro del mundo será una red, no una pirámide, ni una pirámide invertida. La revolución de la que estoy hablando es una revolución no violenta, y es tan revolucionaria que incluso revoluciona el concepto mismo de revolución, porque una revolución normal es una en la que la pirámide del poder ha sido volcada y aquellos que se encontraban en la parte inferior ahora están en la superior y están haciendo exactamente lo mismo que lo que se hacía antes. Lo que necesitamos es una red de grupos más pequeños, más y más pequeños que se conocen, que interactúan entre sí, y así es un mundo agradecido.

Un mundo agradecido es un mundo de gente alegre. Gente agradecida es gente alegre, y la gente alegre, cuanta más y más gente haya, más tendremos un mundo alegre. Tenemos una red de vidas agradecidas, y se ha multiplicado. No entendemos por qué ha proliferado. Tenemos una oportunidad para la gente de prender una vela cuando se sienten agradecidos por algo. Y ha habido 15 millones de velas encendidas en una década. Las personas están tomando conciencia de que un mundo agradecido es un mundo feliz, y todos tenemos la oportunidad solo con el simple hecho de parar, mirar, ir, para transformar el mundo, para hacerlo un lugar feliz. Y eso es lo que espero para nosotros, y si esto ha contribuido un poco a hacer que deseen hacer lo mismo, paren, miren, vayan.

Gracias.



lunes, 18 de abril de 2016

La Pareja


El amor

El amor es una presencia de fondo, no es un sentimiento sino una actitud. Es la aceptación incondicional y agradecida del otro tal y como es.
Es “te tomo tal y como eres. Gracias por haberme sido regalado. Gracias por ser como eres.”

Aprendemos el amor con los padres. Todo lo que nos separe del amor incondicional a los padres se interpondrá entre nosotros y los demás. Si hubo “movimiento interrumpido del amor” hacia el padre o la madre, lo habrá también hacia la pareja.
El amor se aprende y se repara con los padres. Cuando nuestro amor hacia los padres fluya, fluirá también hacia los demás.

El enamoramiento es ciego, no permite ver a la otra persona, sólo vemos lo que necesitamos, lo que proyectamos. El enamoramiento es un impulso que no podemos controlar, que viene de lejos, viene de la necesidad de nuestro sistema familiar de sanar o compensar algo gracias a ese otro que nos atrae.

Luego con el amor a segunda vista la persona, por fin,  ha descubierto como es la otra persona: alguien tan imperfecto como ella misma, que no se corresponde para nada al ideal de pareja que se había forjado. En el fondo ese ideal es siempre una proyección de la madre, ni siquiera de la madre que hemos tenido, pero sí de una madre ideal…

El amor a segunda vista es un amor adulto que toma al otro como es, y a mis necesidades como son. Y parte de estas necesidades podrán ser cubiertas por la relación, y gran parte no… Yo seguiré siendo responsable de mis carencias y de su sanación.

Las tres palabras claves del amor en la pareja son: sí, gracias, por favor.

Sí, te quiero y te tomo tal y como eres,
Gracias por ser como eres, gracias por todo lo que me has dado,
Por favor, te necesito.

Lo que mata al amor

Querer cambiar a nuestra pareja, o desear que cambie es faltar al amor y al respeto. Es el germen de la separación.
Idealizar a alguien es faltarle al respeto.

Los ismos matan el amor. Machismo y feminismo tienen un objetivo: el poder sobre el otro. No permiten que se desarrolle el amor, lo persiguen como  a un enemigo. Y en efecto si hay amor no hay postura de poder.
Cuando entramos en rivalidad de poder con la pareja, estamos sembrando la semilla de la separación. Hemos entrado en un juego de manipulación, estamos ciegos y sin amor. No alcanzamos a ver a la otra persona. Estamos en el pasado, viviendo un rencor, resentimiento o venganza del pasado, de nuestra infancia o de nuestros ancestros. Proyectamos un antiguo patrón destructivo sobre nuestra pareja, no la vemos ni la queremos querer.

Bert Hellinger